Al incendio lo (a)pagamos todos

Los incendios son una realidad que afecta año tras año, particularmente en el invierno, a la provincia de Córdoba. Si bien durante los meses de sequía, el paisaje cordobés se presenta muy propenso a la aparición de focos de incendios, los especialistas aseguran que se trata de una excepción cuando se producen por causas naturales (un rayo por ejemplo). El Gobierno cordobés afirma que el 98% de los incendios son antrópicos, es decir, desatados por la intervención directa o indirecta del hombre (mal trabajo de la basura, quema de hojas, quema de pasturas secas para renovar plantas, piromaniacos).

Ya sea por accidente, negligencia, desconocimiento o por alguna acción premeditada, el saldo de este año fue de 300 mil hectáreas consumidas por las llamas (sin contar las de este último mes). Los principales focos se registraron hacia el oeste de la provincia, en los departamentos de Colón, Ischilín, Punilla, Totoral, Santa María, San Alberto y Calamuchita.

La Ley provincial 8751 prohíbe el uso del fuego en el ámbito rural o forestal en todo el territorio provincial. Además, el artículo 79 del Código de Faltas Ley 9321 de la provincia de Córdoba, sanciona con arresto de hasta treinta días “a los que sin causar incendios, prendieren fuego en predios urbanos o rurales, en los caminos y en zonas de esparcimiento –públicas o privadas-“. Del mismo modo, contempla particularidades durante el período invernal: “La sanción será de hasta sesenta (60) días de arresto, no redimible por multa, cuando el fuego se prendiere durante los períodos en que el Poder Ejecutivo Provincial haya declarado la emergencia ambiental por riesgo de incendio.”

Sin embargo, pese al mecanismo de multas, arrestos y sanciones, lo cierto es que los incendios se siguen produciendo y cada vez con mas frecuencia.

A los incendios los pagamos todos, porque el Plan Provincial de Manejo del Fuego, se financia con el impuesto al fuego, que sale del pago de la boleta de EPEC que cada uno de nosotros efectúa.

Más del 90% de los incendios son evitables y ese dinero que sostiene la vorágine operativa por combatir los múltiples incendios en simultaneo y su propagación territorial, se podría destinar exclusivamente a las campañas de educación y prevención o a los elementos que se utilizan en los asuntos de accidentología vial.