lunes, 29 de noviembre de 2010

Soplo, para que se vaya la nube

El sábado fue otro de esos "lindos días feos". Vengo escribiendo poco en el blog, y los últimos post fueron en días de lluvia. Será que en Córdoba está lloviendo mucho, cosa que no creo, o que la lluvia está siendo inspiradora para mi.
Me levanté tardecito y en casa nose por qué no había nadie. Puse la pava y me fui a buscar un libro, un buen libro... de esos que están en la mesa de luz esperandomé a que pueda tomarme el tiempo para prestarles la debida atención. Leer un buen libro requiere un espacio y un tiempo especial, porque también tiene una mística especial.  Cuando se que sólo tengo unos minutos, prefiero leer de los otros, esos que me atrapan pero no tanto. Este año vengo con "20 años despues", la continuación de "Los 3 mosqueteros", ambos del señor Alejandro Dumas.  

Nosé si por los personajes, sus aventuras, sus luces y sombras... sus luchas contra el poder; su lealtad, los lugares donde transcurre la historia o qué, pero Alejandro Dumas tiene la capacidad de atraparme en sus relatos, hacerme vibrar con los personajes, meterme en sus contradicciones, sufrir y crecer con ellos. 


El panorama no podia ser mejor. Además de un buen libro, mate dulce humeante, pies cruzados sobre una mesa en la galería... viendo como cae la lluvia, y una brisa fresca que me toca la cara y me lleva a buscar un buzo para ponerme sobre el pijama. En eso, llega la "Mariquiña", mi labradora y se apoya sobre mis piés. Me miro como quien se ve de lejos... cierro los ojos y respiro hondo. Me siento afortunada, viva... pero viva en serio. Sintiendo la sangre llena de vitalidad correr por mis venas.  Con el horizonte lejano y despejado; vuelvo a respirar y continúo con la lectura. Pasan unos segundo y quito la mirada del libro. Una nube invade mi paisaje. Me acuerdo que esa semana de vacaciones de la facu, ya está casi por terminar, no es mi vida habitual. A la semana siguiente comienzan los exámenes... si bien son muy accesibles, ya me harté. Me cansé, asi de sencillo. Se me está viniendo cuesta arriba la ultima etapa, y eso que todavía queda la tesis. 

Cierro los ojos fuerte, como quien quiere quitarse de la mente un pensamiento. Vuelvo a respirar y sigo leyendo. Le pido a Dios que me de la fuerza que necesito en este tiempo y que Él me sostenga. 




Señor, dame tranquilidad para no olvidarte si otras urgencias lo tapan todo. Dame sosiego en las horas de ahogo, y fuerza si creo rendirme.
Recuérdame lo esencial, lo importante, lo cierto.
Que sepa plantar mis cimientos en lo vivido, lo presente y lo futuro, aunque hoy se imponga lo inaplazable. (...)  Oración del estudiante por José María R. Olaizola, SJ